Desde que lugar puedo tener esperanza en el destino de nuestra Argentina, si la política y los políticos, en una sumisión infame y deplorable, se definen en el escenario vulgar, mediocre y decadente del programa de Marcelo Tinelli. Entre culos al aire y botineras se dirimen las chances de nuestros candidatos.
Luego de 30 años de democracia estamos en manos de estos idolos, Tinelli, Rial y los encuestadores.
Se ha nivelado tanto para abajo que el pueblo ha terminado rehén de lo ordinario y decadente.
Ha desaparecido la valentía, el honor y la dignidad para enfrentar este desastre social y cultural.-
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