miércoles, 13 de agosto de 2014
EL VALIOSO TIEMPO DE LOS MADUROS...
"Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante,que el que viví hasta ahora...me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas:las primeras las comió con agrado,pero cuando percibió que quedaban pocas,comenzó a saborearlas profundamente...
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables,donde se discutan estatutos, normas,procedimientos y reglamentos internos,sabiendo que no se va a lograr nada...
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que,a pesar de su edad cronológica,no han crecido...
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades; no quiero estar en sitios donde desfilan egos inflados.No tolero a maniobreros y ventajeros...
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Detesto,si soy testigo,de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo.Las personas no discuten contenidos,apenas los títulos...mi tiempo es escaso como para discutir títulos...
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa. Sin muchas golosinas en el paquete...
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana,que se sepa reír de sus errores,que no se envanezca con sus triunfos...que no se considere electa antes de hora,que defienda la dignidad humana y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas,gente a quien los golpes duros de la vida,le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí.Tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan...estoy seguro que serán más exquisitas de las que hasta ahora he comido...
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.Espero que la tuya sea la misma,porque de cualquier manera...llegarás..."
Mario de Andrade.
jueves, 7 de agosto de 2014
Politica en decadencia
Desde que lugar puedo tener esperanza en el destino de nuestra Argentina, si la política y los políticos, en una sumisión infame y deplorable, se definen en el escenario vulgar, mediocre y decadente del programa de Marcelo Tinelli. Entre culos al aire y botineras se dirimen las chances de nuestros candidatos.
Luego de 30 años de democracia estamos en manos de estos idolos, Tinelli, Rial y los encuestadores.
Se ha nivelado tanto para abajo que el pueblo ha terminado rehén de lo ordinario y decadente.
Ha desaparecido la valentía, el honor y la dignidad para enfrentar este desastre social y cultural.-
Luego de 30 años de democracia estamos en manos de estos idolos, Tinelli, Rial y los encuestadores.
Se ha nivelado tanto para abajo que el pueblo ha terminado rehén de lo ordinario y decadente.
Ha desaparecido la valentía, el honor y la dignidad para enfrentar este desastre social y cultural.-
miércoles, 6 de agosto de 2014
Vivir de acuerdo a mi verdad
Ralph Emerson escribió: "Es fácil vivir según las opiniones de la mayoría; es fácil vivir en soledad haciéndose cargo de uno mismo; pero el gran hombre es aquel que en medio de la multitud mantiene con perfecta dulzura la independencia de la soledad".
El tema es cómo hacerlo, Don Emerson. El mundo está lleno de gente lista para aconsejarnos, dirigirnos, persuadirnos, implorarnos, analizarnos, juzgarnos y, en fin, confundirnos.
Nos gritan: "¡Odiá eso" "¡Comprá esto!" "¡Cree en aquello!" "¡Honrá a aquel!" "¡Vestite de esta forma!" "¡Hace eso!" "¡Aprende aquello!" "¡Ignora esto!".
Con todo ese ruido, ¿cómo vamos a ser capaces, cada uno de nosotros, de escuchar nuestras propias voces tranquilas, que hablan dulcemente sobre nuestras verdades individuales?
No puedo decir que sé la respuesta a esa pregunta, pero puedo afirmar que desarrolle algunas tácticas que me ayudan a ignorar el parloteo del mundo exterior y he aprendido a vivir con mi verdad con compromiso y convicción.
El tema es cómo hacerlo, Don Emerson. El mundo está lleno de gente lista para aconsejarnos, dirigirnos, persuadirnos, implorarnos, analizarnos, juzgarnos y, en fin, confundirnos.
Nos gritan: "¡Odiá eso" "¡Comprá esto!" "¡Cree en aquello!" "¡Honrá a aquel!" "¡Vestite de esta forma!" "¡Hace eso!" "¡Aprende aquello!" "¡Ignora esto!".
Con todo ese ruido, ¿cómo vamos a ser capaces, cada uno de nosotros, de escuchar nuestras propias voces tranquilas, que hablan dulcemente sobre nuestras verdades individuales?
No puedo decir que sé la respuesta a esa pregunta, pero puedo afirmar que desarrolle algunas tácticas que me ayudan a ignorar el parloteo del mundo exterior y he aprendido a vivir con mi verdad con compromiso y convicción.
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